El valor intrínseco del genio loco.
- Paula H.
- 9 may 2016
- 2 Min. de lectura
De vez en cuando se apodera de mi mente algún genio loco del siglo pasado y surgen cosas como esta. No me pidan que se lo explique porque ni yo misma puedo entender como me difumino tanto en mis propias palabras. Espero que les guste:
El valor intrínseco del genio loco,
un valor un tanto precipitante.
Un valor,
como poco, preocupante.
Saluda a la humildad con desparpajo
presentándose de cuando en cuando preguntando: “¿Cómo se pudiera vivir
en una cabeza vacía y sin ir contando?”
Mirada desenfocada de loco descorazonado.
Egocéntrico lo llaman,
porque solo va enfrascado
en su gran cerebro desbaratado.
Mundo de angustias baratas,
piensan de él mientras se lo cruzan en la calle.
“ ¡Ay! ¿Qué sería de él con problemas como los míos? o… “¡Este sólo nació para pensar!”.
Y él se ríe por lo bajo, atento desconocido.
¿Qué otra cosa puede hacer?
Si no es por hoy o por mañana,
cualquier otro día hablarían de él.
Valor intrínseco
que el mundo se niega a reconocer,
por miedo de darle al loco
un poder que no pueda ejercer.
Pero si lo piensan
es él, aquel,
el genio al que llaman loco todas las mañanas,
el más acertado para manejar ese poder desmesurado.
No es narcisismo,
sino inseguridad en uno mismo.
No es egocentrismo,
sino miles de mundos dentro de uno mismo.
Y es que si pudieran mirar a través de los ojos
de ese genio loco,
verían un mundo infinitesimalmente más bello
que cualquiera de los que haya en sus aburridos cerebros.
Sin tan sólo tuvieran la valentía
de mirar al loco como se merece
y no como les parece…
No es pena
lo que deberían sentir
cuando se lo cruzan por la calle
o en el mercado,
o en el bar de al lado.
No es pena,
sino amargura,
por un pobre hombre
que no aprendió a ser feliz.
Esa es su atadura
ligada a su poca cordura
y por ello es quizás el loco
el más adecuado
para ejercer el papel de poder más desmesurado.
La felicidad siempre estará fuera de su alcance
y por ello no correrá el riesgo de soñar
sueños
inconmensurables.
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